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La importancia de un gran final

Tenés que terminar bien, siempre.

Kate Matsudaira

¿Alguna vez te sentiste super entusiasmado sobre comenzar un proyecto, pero a medida que pasó el tiempo tu entusiasmo (y tu motivación) empezaron a menguar?

Desafortunadamente, no todos los trabajos son creados iguales. Generalmente la mayor parte del trabajo de un proyecto no se recuerda o no se reconoce.

El trabajo que se tiende a recordar de un proyecto es el trabajo que se realizó al final. Es el paso final en lo que la mayoría de la gente piensa, porque pasó más recientemente. Esto es especialmente cierto para las personas que más poder tienen sobre tus ascensos y futuras oportunidades, que no ven lo que llevás a cabo día a día. Solo ven los resultados.

He trabajado con cientos de ingenieros durante mi carrera, y he visto pasar esto una y otra vez. Los proyectos comienzan con una explosión y terminan con un gemidito, y la gente del equipo se sorprende de que su duro trabajo no es visto de la manera positiva que ellos piensan que debería ser considerado.

¿Cómo te podés asegurar de ser reconocido como un miembro valorado de tu equipo, cuyo trabajo es visto como crítico para el éxito del equipo?

Tenés que terminar fuerte, siempre. Acá te vamos a explicar cómo mantener el momentum, y realizar las acciones correctas para ser un contribuyente visible para el éxito final de todo proyecto.

La psicología de un final fuerte

Los humanos tienden a recordar el final de las cosas mucho más claramente que cualquier otra parte — incluso si otras partes fueron más significativas o importantes. ¿Por qué pasa eso?

Esencialmente, nuestros cerebros pueden procesar un límite de cosas. Recibimos tanta información todos los días que es imposible recordar todo completamente. Como resultado, nuestros cerebros tienen que darle prioridad a ciertas piezas de información por sobre otras.

Esto significa que generalmente tenemos recuerdos más claros para cosas asociadas con emociones fuertes o cosas que pasaron más recientemente. Esto es conocido como la regla del pico final.

Esto se aplica a todas las áreas de nuestras vidas. Es la razón por la cual siempre deberías quedarte en el hotel más lindo al final de tus vacaciones — es el que más vas a recordar cuando pienses en ese viaje.

En el trabajo, tus informes de rendimiento usualmente se basan en el trabajo que hiciste más recientemente. ¿Por qué? Porque es lo que tu jefe recuerda más claramente. Así que, cuando estás trabajando en un proyecto, pensá en cómo va a ser percibido por los líderes, teniendo en mente la importancia del resultado final.

Mientras que vos posiblemente recuerdes las largas horas de trabajo que te tomó desarrollar una nueva característica una noche, tu jefe puede llegar a tener una perspectiva distinta. Si, por ejemplo, esa característica que desarrollaste tenía errores que tuvieron que ser arreglados a último momento, o problemas operacionales que generaron atención negativa, eso es lo que tu jefe va a recordar, más que las horas que le pusiste.

Por lo tanto, si querés generar un gran impacto en el trabajo, necesitás aprovecharte de la regla del pico final asegurándote de que todo proyecto en el que trabajás tiene una conclusión exitosa y fuerte. Si tenés la posibilidad de presentar el proyecto a la gerencia, asegurate de que ellos vean cómo tu duro trabajo se aplica a sus objetivos y las cosas que les importan.

¿Por qué tan poca gente termina fuerte?

Comenzar un nuevo trabajo o proyecto generalmente es muy emocionante. Al principio hay un montón de momentum. Estás emocionado por atacar un gran problema, y la energía en las reuniones es alta. El primer 80% del proyecto es todo creación; tenés esa emoción de estar creando algo nuevo.

Para el final, sin embargo, la energía es poca. Te apurás por terminar las cosas antes de la fecha límite, y procrastinás las cosas aburridas que todavía quedan por hacer, como pruebas extra, pulido, documentación, y casos frontera que no viste antes.

El trabajo menos elegante no es tan divertido para hacer, por lo que la gente realmente no trabaja en eso. Además, hay muy poco reconocimiento para este tipo de trabajo.

Nuestros cerebros se resisten a trabajar en tareas que no parecen ofrecer algún tipo de recompensa. Parecen demasiado pequeñas, o muy tediosas. Puede ser mental, o incluso físicamente agotador gastar tiempo en un trabajo que no querés hacer o que sabés que no va a ser recompensado.

Estas tareas mundanas, cuando son hechas correctamente, invisibilizan los problemas que están solucionando. Solo hubieras notado ese trabajo si no lo hubieras hecho, porque tendrías un producto fallado. Cuando estos detalles están bien trabajados parecen perfectos y te olvidás de cuánto trabajo te tomó para terminarlos.

Desafortunadamente, dejar pasar estos detalles aburridos es lo mismo que deshacer todo el trabajo emocionante que ya le has metido al proyecto. Si querés que esta cosa hermosa que creaste se mantenga en pie, tenés que terminarlo bien.

¿Cómo priorizar un gran final?

La próxima vez que estás trabajando duro en un proyecto grande, asegurate de guardar tiempo y energía para un final con todo. Separate siempre en el plan de trabajo tiempo para hacer los trabajos aburridos; de esa manera, no te va a tomar por sorpresa. Hacelos parecer tan importantes como el resto del trabajo que hacés — porque lo es.

A la vez que arrancás un nuevo objetivo, tené en mente estas tres maneras de asegurarte que terminás con todo y lográs el mayor impacto posible con tu trabajo.

  1. Pensá en el panorama general

Cuando estás trabajando en un proyecto, siempre tené en mente los objetivos generales. ¿Cuál es el impacto general de este proyecto en tu compañía? ¿Cuál es, para tu gerente, el objetivo principal de tu equipo?

Tal vez recuerdes una solución increíble que se te ocurrió al principio del proyecto, pero tu gerente o equipo ejecutivo —que no estaban en las trincheras con vos ese día, y que juzgan el trabajo basado en información limitada que se les hace llegar— tienen pocos detalles al respecto. Uno de los factores más importantes que usan para determinar el éxito o la falla de un proyecto es cómo terminó.

¿El proyecto se pasó de la fecha límite? ¿Se reportaron un montón de errores al poco tiempo del lanzamiento? ¿Tu equipo le tuvo que explicar a su jefe por qué algunas cosas no funcionaron?

Cuando estés eligiendo en qué trabajar y dónde aplicar tu mejor esfuerzo, tomate un momento para pensarlo. Alejate de tus preferencias y recordá cuales son los objetivos generales. ¿Dónde va a importar más tu trabajo para la gente a cargo?

Si no estás seguro, preguntá. Andá con tu jefe y decile: “Estoy pensando en trabajar en A o B. ¿Cuál es más importante? ¿O debería ocuparme de alguna otra cosa?

Puede ser contraintuitivo —podrías preocuparte porque preguntar por prioridades te pueden hacer lucir tonto— pero, en realidad, preguntarle a tu jefe es inteligente. No solo te asegurás de que estás trabajando en lo realmente prioritario, si no que además es una buena manera de mantener al tanto a tu jefe de tus contribuciones y mostrar que estás enfocado en los objetivos generales que más le importan a la gerencia.

  1. Hacé de lo no glamoroso una prioridad

Cuando la gente pierde momentum en un proyecto, es generalmente el momento en que se termina el trabajo más brillante, el más interesante. No dejes que esto te pase.

Una forma de trabajar en estos detalles aburridos del proyecto —arreglar errores, casos de uso, etc— es reformularlos en tu cabeza. Decirte a vos mismo que, en realidad, este es uno de los trabajos más importantes que vas a hacer, porque estás ayudando a que el resultado sea perfecto.

Buscá la oportunidad para hacer estas tareas más desafiantes o interesantes. En lugar de arrastrarte entre detalles aburridos, tratá de inyectarles energía nueva.

Aunque este trabajo no sea visible, es importante. Recordá que “una marea alta levanta todos los barcos”. Incluso si no obtenés gloria por arreglar los últimos pequeños detalles, tu trabajo va a hacer el proyecto más exitoso, y vas a ser parte del equipo que trabajó bien. Con el tiempo, vas a ser conocido como parte del equipo que siempre tiene éxito.

  1. Canalizá tu habilidad de seguir adelante

¿Alguna vez escuchaste la historia sobre la madre que levantó un auto para salvar a su hijo? ¿O de los corredores de maratón que hablan de que “no tienen nada más” que terminar la carrera?

Todos tenemos fuerza extrema en nuestro interior; simplemente no la vemos porque sale solo con circunstancias extremas.

En la vida normal, tu cerebro se comunica con tu cuerpo sobre lo que puede o no hacer. Tu cerebro dice: “ey, eso va a doler”, y tu cuerpo baja un cambio. En la mayoría de las situaciones, esto sirve su propósito. No podés levantar un auto todos los días, y tampoco querrías intentarlo.

Sin embargo, la habilidad de esforzarse ante un desafío que por lo general no enfrentás, está en tu caja de herramientas. Recordá eso la próxima vez que estés acercándote al final de un largo y exhaustivo proyecto. Lo podés hacer. Tal vez sentís como que ya no te queda fuerza, pero el final es la parte más importante — así que, aprovechá tus recursos y hacé que los últimos pasos cuenten.

Si trabajás duro en un proyecto, tus horas no valdrán tanto si no demostrás que estás entregando un final fuerte. Así que, hace que todo tu trabajo valga la pena, y aprovechá cada paso. Asegurate de terminar todos los detalles, y entregá resultados maravillosos que van a ayudarte a llegar lejos en tu carrera.